viernes, 17 de junio de 2011

PREVENCIÓN DEL CÁNCER DE MAMA


QUIMIOTERAPIA


La quimioterapia es un tratamiento que daña cualquier célula que se divida con rapidez. La mayoría de fármacos lesionan la célula en el momento en que tiene lugar la separación de una célula en dos células hijas; estos medicamentos se denominan citostásicos.

Existen muchos fármacos citostáticos empleados como quimioterapia. No todos sirven para todos los tipos de cáncer. Algunos tienen efectos secundarios similares, aunque otros tienen efectos tóxicos muy diferentes.
Existen 3 tipos de tratamiento con quimioterapia:
a. Quimioterapia adyuvante o complementaria. Se administra tras la extirpación quirúrgica del tumor de la mama y/o de los ganglios para
eliminar las posibles micrometástasis.
b. Quimioterapia primaria. Se administra de forma previa a la cirugía para reducir el tamaño del tumor.
c. El tratamiento de la enfermedad metastásica no es un tratamiento curativo; su objetivo es mejorar la calidad de vida de la paciente.

La forma de administración más frecuente es la endovenosa. El fármaco se incluye en una bolsa de suero, y se inyecta a través de un catéter fino a la vena, lo que permite su distribución por todo el cuerpo a través de la sangre. Se puede administrar un único citostático o una combinación de citostáticos (poliquimioterapia). El intervalo entre dos ciclos consecutivos suele ser de 3 semanas, pero también se pueden realizar administraciones semanales o quincenales.
Existe la posibilidad para algunos de administrarlos por vía oral, pero es menor el número de fármacos disponibles en esta formulación.
Ultrasonidos. La ecografía es útil para diferenciar entre masas mamarias sólidas y quísticas, o cuando una masa palpable no es vista en la mamografía, sobre todo en el caso de mujeres jóvenes con tejido mamario denso. Los ultrasonidos son además útiles para detectar adenopatías axilares. No es eficaz como método de cribado. Es útil para el estudio de las mamas en mujeres menores de 35 años. Si la ecografía muestra un quiste simple (paredes finas, contenido libre de ecos y claro refuerzo acústico posterior), no es necesaria realizar ninguna otra prueba.
Las lesiones ecográficamente complejas con componente sólido no deben ser puncionadas, dado que podrían hacerse no palpables al colapsarse, requieren biopsia. Los quistes simples dolorosos pueden ser aspirados para aliviar el dolor.
Resonancia magnética nuclear (RMN). Se debe tener en cuenta para situaciones clínicas específicas en las que otras pruebas de imagen no son concluyentes. Por ejemplo el estudio de las mamas en pacientes con implantes en donde la ecografía no ha sido diagnóstica. También se usa en pacientes con adenopatías metastáticos sin identificación del tumor primario. O para el seguimiento de pacientes con alto riesgo de enfermedad bilateral como son las portadoras de las mutaciones BRCA.
Biopsia. Los procedimientos para la confirmación patológica de lesiones sospechosas de cáncer de mama que se usan en la actualidad son: punción  aspiración con aguja fina (PAAF), core biopsia (BAG) y la biopsia escisional. La PAAF tiene una sensibilidad del 87%, es un procedimiento sencillo, barato y rápido, requiere de un citólogo experimentado, no permite distinguir un carcinoma in situ de un infiltrante. El porcentaje de falsos negativos oscila entre el 4 y el 10% y de muestras insuficientes entre el 4 y el 13%. La BAG y la biopsia escisional son procedimientos más complejos,  incluyen un examen histopatológico de la lesión que se puede examinar con más facilidad sin el riesgo de muestra insuficiente ni de negativo falso.
Las anormalidades en la mama se deben evaluar mediante exploración clínica, pruebas de imagen y toma de muestra de la lesión para estudio citológico o histológico, son pruebas que realizadas por separado conllevan una tasa alta de error,  la realización de todas ellas, denominada triple evaluación, está demostrado que proporciona mayor seguridad en el diagnóstico.

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